Frases de odio - Anónimo

Odiar a alguien es darle demasiado importancia (y a veces ni la tiene)

Del odio al amor hay un paso (Por dios, q no me pase a mí!!!)

Odia y destruye a tu hermano, pues solo en él reside la verdadera naturaleza que tu sangre clama por eliminar.

Para que el odio teniendo la ignorancia y el desprecio.

Si estás seguro de haber odiado, desprecia tu debilidad y despréciate a ti mismo.

Odio: Malestar de tus sentimientos.

El odio es la manera de saber qué nos molesta.

Te odio con el odio de la ilusión marchita.

Yo a ti no te odio, por que el odio es sentimiento y yo por ti no siento nada.

El odio tambien es amor, odias lo que sientes, pero amas.

Odiar y que te odien; Amar y que te amen; Doler y causar dolor; Ser feliz y causar felicidad; son la misma cosa, indican que estas vivo, odio a los que sólo existen y no viven.

El odio es el arma favorita de los pusilánimes.




Letanias de Satan - Charles Baudelaire

¡Oh Tú, el más sabio y el más bello de los Angeles,
Oh Dios traicionado por la suerte y privado de alabanzas!
Oh Satán, ten piedad de mi larga miseria!
Oh Príncipe del Exilio, a quien se le ha hecho un agravio,
y que vencido, siempre te levantas más fuerte,
Oh Satán ten piedad de mi larga miseria!
Tú que lo sabes todo, gran rey de las cosas subterráneas,
sanador familiar de las angustias humanas,
Oh Satán, ten piedad de mi larga miseria!
Tú que, lo mismo a los leprosos que a los parias malditos,
enseñas por amor el gusto del Paraíso,
Oh Satán, ten piedad de mi larga miseria!
Tú que de la Muerte, tu vieja y fuerte amante,
engendras la Esperanza -una loca encantadora!
Oh Satán, ten piedad de mi larga miseria!
Tú, que haces al proscrito esta mirada calma y alta,
que condena todo un pueblo alrededor de un cadalso,
Oh Satán, ten piedad de mi larga miseria!
Tú que sabes en qué ángulos de las tierras envidiosas,
el Dios celoso escondió las piedras preciosas,
Oh Satán, ten piedad de mi larga miseria!
Tú, en quien la mirada clara conoce los profundos arsenales
donde duerme amortajado el pueblo de los metales,
Oh Satán, ten piedad de mi larga miseria!
Tú, cuya mano aleja el vacío,
de los pies del sonámbulo al que seducen los tejados,
Oh Satán, ten piedad de mi larga miseria!
Tú que, mágicamente ablandas los viejos huesos
del borracho tardo atropellado por los caballos,
Oh Satán, ten piedad de mi larga miseria!
Tú que, para consolar al hombre frágil que sufre,
nos enseñas a mezclar el salitre y el azufre,
Oh Satán, ten piedad de mi larga miseria!
Tú que pones tu marca, oh cómplice sutil,
en la frente de Creso despiadado y vil,
Oh Satán, ten piedad de mi larga miseria!
Tú que pusiste en los ojos y el corazón de las muchachas,
el culto de la llaga y el amor de los andrajos,
Oh Satán, ten piedad de mi larga miseria!
Bastón de los exiliados, luz de los inventores,
Confesor de los ahorcados y de los conspiradores,
Oh Satán, ten piedad de mi larga miseria!
Padre adoptivo de estos que en su negra cólera
del Paraíso terrestre ha desterrado Dios Padre,
Oh Satán, ten piedad de mi larga miseria!

La Salvación - Lyzzie

Dos golpes en el cristal de la ventana fueron suficientes para arrancarla de aquel profundo sueño. Lena, algo asustada, se levantó lentamente, apartó la cortina y se asomó a la ventana, hasta cerciorarse de que en el jardín no había nadie. Volvió a cerrar la ventana pensando que quizá una de las ramas de aquel frondoso árbol, empujada por el viento, había golpeado los cristales hasta despertarla. Ahora la habitación tenía un olor extraño, como de tierra húmeda, que cada vez se hacía más intenso. Se convenció de que el jardinero debía haber regado las flores y se volvió a meter en la cama, esta vez tapándose con la sábana de franela hasta las orejas. Era incapaz de volver a conciliar el sueño, el susto la había desvelado y ahora no podía dormir, así que decidió quedarse estirada mientras daba rienda suelta a sus pensamientos, cuando algo volvió a ponerla muy nerviosa. Le pareció escuchar un aleteo al fondo de la habitación, donde colocaba los libros, y al abrir los ojos para comprobar que todo seguía en orden, descubrió que dos ojos de un amarillo brillante la observaban desde una de las estanterías.
Lena se sobresaltó y se sentó de un bote sobre la cama. Un sudor frió empezó a recorrerle la espalda y el miedo empezaba ya a apoderarse de la pizca de cordura que en aquel momento le quedaba. Se pellizcó el brazo con fuerza y ahogó un grito de dolor, no estaba dormida, aquello era tan real como las clases de piano que impartía dos veces en semana. Como pudo se arrastró por el colchón y palpó a oscuras hasta encontrar el interruptor de la lamparilla. Con la luz encendida todo parecía normal, todo excepto aquella horrible cosa que se aferraba a uno de sus libros de partituras.
Era un murciélago, ahora podía estar casi segura, debió entrar por la ventana sin que ella se die
ra cuenta, quizá eso era lo que se había estrellado contra los cristales. Algo más tranquila ya por haber reconocido a la criatura, se apoderó de una caja de cartón que guardaba en un rincón del armario e intentó varias veces, y sin obtener ningún éxito, atrapar al maldito bicho que le estaba arruinando la noche. El murciélago gritaba y aleteaba de un lado al otro de la habitación, hasta que decidió que había llegado el momento de mostrar su verdadera identidad. Sus alas se convirtieron en una negra capa y su esquelético cuerpecito, en uno de los vampiros más apuestos que rondaban la ciudad. Lena era una chica muy bonita, de ojos color miel y cabellos sedosos y claros como el trigo, pero ser hija de un aristócrata le suponía un límite para elegir sus amistades, incluso el amor, y eso la apenaba. Recientemente sus padres habían acordado un matrimonio de conveniencia con un joven de buena posición al que no conocía, y desde entonces se había aplicado más que nunca en sus clases de piano para no pensar.
El vampiro se acercó a Lena con cierta seguridad de conseguir a su presa, mientras en el rostro de ella se reflejaban el miedo y la consternación. Esto hizo que aquel intruso que había aparecido de la nada la agarrara por la cintura atrayéndola hacia sí en un solo movimiento, y deshiciera lentamente el lazo de su camisón dejándole los pechos semidesnudos. Lena miró fijamente al vampiro y en sus ojos pudo leer la salvación, tras aquella apariencia de brusquedad, creyó encontrar un mar de ternura, o por lo menos a ella eso es lo que le pareció.

- Niña de ojos claros, sé de tu desdicha. Soy Learzen, el vampiro más poderoso de esta ciudad. Veo que la pena se acomoda sobre tus espaldas y yo vengo a ofrecerte una nueva vida
- ¿Y qué vida puede ser esa? Desde que ya no soy dueña de mis sentimientos, no me importa nada, no encuentro un solo motivo por el que luchar.
- Lena, te ofrezco una vida eterna, donde yo seré tu príncipe azul y tú serás mi hermosa princesa, sin imposiciones.
- Bien, aquí ya no podré ser feliz.
El vampiro le retiró el cabello dejando al descubierto su hermoso cuello y le clavó los colmillos mientras la abrazaba para que no se desvaneciera. Bebió de su esencia hasta que quedó satisfecho y se la llevó lejos, muy lejos de aquella vida.

La Salvación - Adolfo Bioy Casares

Ésta es una historia de tiempos y de reinos pretéritos. El escultor paseaba con el tirano por los jardines del palacio. Más allá del laberinto para los extranjeros ilustres, en el extremo de la alameda de los filósofos decapitados, el escultor presentó su última obra: una náyade que era una fuente. Mientras abundaba en explicaciones técnica y disfrutaba de la embriaguez del triunfo, el artista advirtió en el hermoso rostro de su protector una sombra amenazadora. Comprendió la causa. "¿Cómo un ser tan ínfimo" - sin duda estaba pensando el tirano - "es capaz de lo que yo, pastor de pueblos, soy incapaz?".

Entonces un pájaro, que bebía en la fuente, huyó alborozado por el aire y el escultor discurrió la idea que lo salvaría. "Por humildes que sean" - dijo indicando el pájaro - "hay que reconocer que vuelan mejor que nosotros".



Machomenos - Bicho Maldito

Nunca fui ejemplo de sociabilidad, pero si hay una jauría en la que tuve especial cuidado de NO ficharme fue en algún club de tobi, o como se llamen esas fraternidades masculinas excluyentes, del tipo Fight club, Jackass o "No Ma'am" Bien saben los sociólogos y criminalistas que donde abunda la testosterona, escasea la neurona.

De partida, el concepto vulgar de hombría es bastante debatible, o francamente estúpido. He tenido la tragicómica suerte de conocer a algunos sujetos que asociaban ser hombre con moverse en pandilla, comunicarse con eructos, meter el rosario completo de garabatos en apenas 2 frases, emborracharse tupido y parejo, oler a caballeriza o hablar de mujeres como quien vitrinea en videoclub porno. El asunto no me preocuparía demasiado, de no ser porque estos crápulas arruinan la reputación de todo mi gremio. Si las féminas llegan a pensar que todos los hombres somos así de rudimentarios, tienen motivos de sobra para fumigarnos con cianuro.

Me acuerdo esta entrevista al cantante Henry Rollins Hablaba en tono sarcástico de los conciertos en que participó: “mucho torso descubierto, mucho sudor, mucho contacto. Hermano, eso era bien extraño”. Estoy de acuerdo. Algunas actividades que se suponen masculinas son harto sospechosas, por decir lo menos.

Al psiquiatra y dramaturgo Marc A. de la Parra oí decir que la auténtica virilidad es silenciosa y no hace alarde. En todo caso, si lo que se busca es un símbolo, con seguridad no está en los músculos, modales cavernarios o bravuconería. Viril y valiente es un bombero rescatista como los de Chernobyl (varios de ellos murieron en minutos, producto de la intensa radiación a que se expusieron por salvar vidas), el soldado en plena línea de fuego (Austerlitz, Verdún, Normandía, etc.), un cirujano de urgencias, algún padre abnegado que perdió a su mujer y debió hacerse cargo de la crianza (como mi fallecido abuelo) o aquel discapacitado dando pelea contra un nuevo día de penurias. A eso llamo yo cojones. Lo demás es fanfarronería de petiso.

Sé de otros mosquitos que insultan a sus chicas, las dejan tiradas para irse de juerga o en el peor de los casos las golpean o incluso matan (aun cuando la mujer que consiente en ser abusada tiene su parte de culpa en todo el jaleo). Pensarán que son quien lleva los pantalones, pero la supuesta hombría de estos fantoches está en tela de juicio. Además, como dije por ahí a alguna mujer dolida: el tío que busque en su novia a un amigo o amigote no es necesariamente homosexual, pero tiene bastante de pendejo.

¿Yo? Jamás fui de pandilla ni comparsa. Mucho menos me preocupa demostrar cuan hombre soy. Las pruebas de virilidad son jugarretas que interesan especialmente a quienes tienen dudas de la suya propia.

“I’m a man. I spell M-A-N. That represents man… No B-O-Y. That means mannish boy...” (Mannish Boy, de Muddy Waters, cantante y guitarrista de blues)

Fuente: http://bichomaldito.blogspot.com/

Sueños en algún lugar con la mejor selección - Suburbia_ebm

¿Alguna noche has soñado con una sensación que te hacia sentir bien?
yo esta noche, no se con quien soñaba porque no le he visto la cara,
pero hablaba con él y lo que más notaba era la sensación genial
de querer estar con él y que él se mojaba por mí.
era una sensación que no recuerdo haber sentido en mucho tiempo.
era algo pleno y recíproco. Era extraño....

Lo que es realmente extraño, es como puede formar parte de mí
tan rapidamente..como si de un correcaminos se tratase,así es..
Igualmente hay algo que jodidamente no cuadra,no.
Así sin más aparece como si de una ráfaga de aire se tratase..
Y al igual que una ráfaga de aire también puede marcharse.

Corrijo,no solo eso, todo puede marcharse como el aire...
como las ocasiones perdidas, y las vividas.
Las vividas junto a mezquinos, y junto a leporinos.

La Gripe - Veronica Caruso

Se presentó a la audición con la nariz roja y los ojos brillosos. El pañuelo de papel con el que se secaba las gotitas que le caían de la nariz, se había convertido en un bollito diminuto.
La sala de espera estaba llena y no encontró lugar para sentarse. Con las piernas que le dolían como se hubiese acabado de correr una maratón, se dirigió hacia el rincón menos concurrido y se sentó en el piso con sumo cuidado. Un murmullo intermitente invadía el ambiente y todos tenían un libreto sobre la falda o en las manos. Cada tanto se cruzaba con alguna que otra mirada, no de curiosidad sino más bien de recelo. Todos contra todos, pensó, como pasaba siempre en estas ocasiones.
De repente, logró sacar a esa marea de gente de sus lucubraciones con un golpe de tos que parecía escapar de una caja de resonancia. Sintió los ojos de toda la sala que la miraban mitad con desprecio y mitad con algo parecido a la compasión. Se odió a ella misma y pensó cuántas veces se había sentido de esa manera en situaciones semejantes.
La cabeza le estallaba de dolor y estaba abombada y al límite de sus fuerzas. Si no hubiese sido porque necesitaba trabajar desesperadamente, no se hubiese presentado a esa audición por nada en el mundo.
Cuando sintió su nombre, se desesperó sobresaltada de una improvisada siesta, con las sienes que le latían como música de fondo y un dolor de garganta tan agudo que le impedía tragar la saliva.
Se encaminó hacia la puerta entreabierta en la que una mujer muy delgada y alta la esperaba fumando un cigarrillo. Entró a una sala en penumbras con una mesa rectangular en el medio iluminada por tres lámparas metálicas de las que se desprendía una luz enceguecedora que le hizo pensar más bien a una sala de interrogatorios. El humo era insoportable y a pesar de querer evitarlo con todas sus fuerzas, se le escapó otro ataque de tos.
Un hombre de barba le pidió que se sentara frente a ellos. De la penumbra salió un muchacho de pelo largo que se acomodó a su lado con el libreto apretado debajo del brazo. Le preguntó donde tenía el suyo y ella balbuceó que lo había olvidado en casa. Una mano por sobre su hombro le alcanzó una copia y el tipo con la barba le pidió que lo abriera en la página 47. Debía leer la parte de Silvia, mientras el muchacho de aspecto rebelde sería evidentemente Rodrigo. Comenzó él leyendo unas pocas líneas y el silencio se apoderó de la sala. Le tocaba a ella. la voz que salió de la boca no le pareció la suya, sonaba nasal y grave como si alguien se hubiese apoderado de sus cuerdas vocales. Dijo unas pocas frases de corrido, él la interrumpió con un timing perfecto, atacándola como preveía la escena y ella le contestó defendiéndose como pudo, sus brazos crispados en un auto-abrazo para calmar el temblor febril que la agitó inesperadamente. Recitaba sin leer el guión, con seguridad. Sus inflexiones, su hastío, su evidente agotamiento eran perfectos, casi sublimes. Antes de pronunciar la última palabra se largó a llorar con total espontaneidad, sin dramatismos. La mujer delgada y el hombre de barba se miraron con evidente satisfacción y fue el tipo quien le dijo: -La parte es suya, señorita! Incrédula les agradeció como pudo. Se paró con dificultad y mientras buscaba a tientas la salida pensó que la parte era de la gripe, no suya. La certeza de no poder repetir la escena sin la gripe la angustió tanto que se sorprendió a sí misma rogando que no se le pasara nunca.

Cansancio Absoluto - Viradu


El sol corrió sobre el cielo, como siempre lo había hecho, y otro mes cayó sobre la casa. La piedra gris y fría se había cubierto de musgo y enredaderas, que luchaban entre sí por el espacio. Adentro del recinto, el habitante, mucho más viejo que la casa, contempló el exterior. Debería salir a alimentarse otra vez. Ya se había hecho tan aburrido. Los primeros siglos, cazar a la presa los satisfacía más que el sustento que su sangre le daba. Luego, empezó a ver a los mortales como uno mira a una bolsa de papas fritas, como algo para pasar el rato, sin pena ni gloria. Siglos después, ya le daba asco la fútil resistencia que muchos presentaban, y se dedicaba a rumiar los cadáveres frescos de los cementerios, que se le hacían mejor compañía, y más cercanos.
Durante un tiempo, había considerado divertido que hubiese mortales que quisieran matarlo, permanentemente. Leía, divertido, los pasquines que hablaban del "asesino misterioso" que vagaba por la ciudad. Los cazadores le daban un toque más sabroso a la cacería. Pero eso terminó también. Llegó el punto, que los cazadores le parecieron tan aburridos como los mortales ingenuos que cazaba a veces. Empezó a dejarles pistas, para darles ventajas. Les reveló detalles que podrían usar para destruirlo, pero vivían tan corto, y morían tan fácil, que la experiencia de uno no le servía a su sucesor. Así, este día, en pleno aburrimiento, y cansancio absoluto de esta tediosa existencia, se lanzó, sin oponer resistencia, en las manos de uno de sus enemigos. Por desgracia, éste quería entenderlo y estudiarlo, no destruirlo. Ahora, el vampiro había pasado a ser un fascinante descubrimiento de la ciencia y no un objeto de terror. Triste final para un depredador de la noche.



Texto secundario

Poema de Amor - Joan Manuel Serrat



El sol nos olvidó ayer sobre la arena,
nos envolvió el rumor suave del mar,
tu cuerpo me dió calor,
tenía frío y allí,
en la arena,
entre los dos nació este poema,
este pobre poema de amor para tí.

Mi fruto, mi flor, mi historia de amor,
mis caricias.
Mi humilde candil, mi lluvia de abril,
mi avaricia.
Mi trozo de pan, mi viejo refrán, mi poeta.
La fe que perdí, mi camino y, mi carreta.

Mi dulce placer, mi sueño de ayer, mi equipaje.
Mi tibio rincón, mi mejor canción, mi paisaje.
Mi manantial, mi cañaveral, mi riqueza.
Mi leña, mi hogar, mi techo, mi lar, mi nobleza.
Mi fuente, mi sed, mi barco, mi red y la arena.

Donde te sentí, donde te escribí mi poema...


Preguntas - Fantasma de Locatario


Con una pregunta aparece la historia… ¿hay una canción sin sonido?, ¿Cuáles las preguntas absurdas? Hoy no quiero saber una respuesta brillante en mis pies. Esto se trata de un tema total, ¿Cual es la realidad? Como he sabido crecer! El amor hiere.

Un silencio, una soledad, ¿Cuántas hay?... Ya no sale el sol, son pocas las estrellas desde este lugar. Me dijo: -tengo frió!, y miro para su lado, la luna escribe en su rostro y me acuerdo de que estoy solo, es la voz callada de la noche que me habla. ¿Que es realidad?

Dentro de un pomo guardo la noche sin estrellas, sin sentido, sin comprender jamás lo que se dijo. Doy una pista, es mi alma la que baila, con la salsa realza colores. En el orgullo canta mis pies. Caigo en el camino y con ella tropezar! Si caigo en el camino un mal paso de baile daré, haré cantar mi fusil y daré al tiempo el favor de esconderme.

La oscuridad del mundo es una puta sin rostro y con la pupila de lo eterno, el sable desbordado de unas uñas rojas. ¿Cuál es la realidad?

¿De que se puede disfrazar la realidad?, Será de cebra?, de camaleón político?...¿Es mejor ser mono, es más humano? Es mejor que calle mi boca y que la literatura sea mi cuchillo. ¿Seré descuartizador o cirujano con temblores? Comediante de la sangre, la letra que me llama, voy atravesando campos, voy como prefiero ir. Como huracán egoísta, como un hijo de puta? Voy queriendo lo mejor, atravesando púas, con flores en el culo o con el fusil en la mano? Elige!, ¿serás puto o puta?

¿Cuál será tú educación?, ¿Qué estudiaras?,…en ese dulce abismo, ¿Cuál será tu realidad? Comerás de esta sociedad y en ella perecerás en un ataúd vencido de argumentos blancos. Regrésate de este sol y de este abismo gris. Los caminos!, ¿Cuáles recorrerás?, ¿serás feliz?, ¿saldrás de esta realidad? Si es así marca tu camino personal. Y si ya no te preguntas!? , serás libre. Anarquista? Palabra, contorno vacío.

Un romanticismo falso, una burbuja surrealista? Veo al espejo a un viejo loco…y es un día que se suma la estatura. Pues piso la flecha de la locura, de la fama de un loco sabio que le llueve sobre mojado con Mary Poppins. Se nota que no somos nada, ya me encierran en lo surrealista. En una fila de un banco me cortan las alas. De brazos abiertos esparciendo la caridad, asustada de cuervos encontrar. Lo único que me consuela es una mujer en la fila, con ojos bellos y agotados, y una sonrisa que pide humanidad.

Puede ser casualidad que los compare con vacas, especialmente en manada olvidamos vivir en paz. Hay días de sacrificio que acaricio tú fantasma humano, realmente nos hace falta, ¿Qué haz hecho con tú fantasma?, ¡que hace tu mano aplastando mi rostro?
¿Cómo medirán mi intelecto, con cultura basura?, con notas filosas?....continuara. ¿Hasta cuando?

¡¿Hasta cuando!?... esperar a caer en el hoyo, hundirme en el fango y destruirme…volver a renacer y en eso estoy… silencio…palabras idiotas vendrán. Entre líneas algo cuerdo nacerá, alzara sus alas y caerá en picada… ¡paf! Estoy muerto en vida, un ente… ¿Cómo volveré a nacer?

Volvi, renacido, con cicatrices de guerra en el pasado que como un fantasma se aparece de vez en cuando para mantenerme despierto. ¿Como fue? No importa, el fantasma del pasado no lo quiere contar, esta escondido, feliz jugando a ser futuro.

Yo me encuentro aquí con el presente pegado a mis espaldas jugando al “corre que te pillo con el futuro…

Con Vivaldi pegado a las orejas arrastro puras letras como si fuesen cadenas a mis pies, es decir, no quiero y no puedo escribir hoy, las incrustaciones de diamantes cayeron al fango.


Texto secundario

Encargo - Ezra Pound

Id, canciones mías, al solitario y al insatisfecho,
id también al desquiciado, al esclavo de las convenciones,
llevadles mi desprecio hacia sus opresores.
Id como una ola gigante de agua fría,
llevad mi desprecio por los opresores.

Hablad contra la opresión inconsciente,
hablad contra la tiranía de los que no tienen imaginación,
hablad contra las ataduras,
id a la burguesa que se está muriendo de tedio,
id a las mujeres de los barrios residenciales,
id a las repugnantemente casadas,
id a aquellas cuyo fracaso está oculto,
id a las emparejadas sin fortuna,
id a la esposa comprada,
id a la mujer comprometida.

Id a los que tienen una lujuria exquisita,
id a aquellos cuyos deseos exquisitos son frustrados,
id como una plaga contra el aburrimiento del mundo;
id con vuestro filo contra esto,
reforzad los sutiles cordones,
traed confianza a las algas y tentáculos del alma.

Id de manera amistosa,
id con palabras sinceras.
Ansiad el hallazgo de males nuevos y de un nuevo bien,
oponeos a todas las formas de opresión.
Id a quienes la mediana edad ha engordado,
a los que han perdido el interés.

Id a los adolescentes a quienes les asfixia la familia...
¡Oh, qué asqueroso resulta
ver tres generaciones reunidas bajo un mismo techo!
Es como un árbol viejo con retoños
y con algunas ramas podridas y cayéndose.

Gaia + Bonus - Mago de Oz



Hay veces que no sé, si exprimir el sol

Para sentir calor
Y dudo que al nacer, llegará a creer
Que hoy fuera a morir

Intento comprender,
Él porque de esta decisión
Si yo jamás odie
Me intento aferrar al valor,
Pero no sé fingir
Solo quiero vivir.

¿Dónde se vende algo de compasión?
Para saciar mi soledad
¿Dónde trafican con sueños de amor?
Pues quiero esta angustia dormir

Recuerdo el día en que mi libertad
No-tenia precio ni fin
En cambio hoy daba hasta la eternidad
Por ver mañana el sol salir

Me vengare y todo el mal que me hagas
Yo te lo devolveré
El hombre nunca fue dueño de Gaia
Es justamente al revés

Oigo unos pasos, se quiebra mi voz
Sé que vienen a por mí
Y un sacerdote en nombre de dios
Pregunta: ¿quieres confesión?

Confieso que amé y creí en Dios
De los pobres, justo y moral
Confieso que en la silla
En la que he de morir
Mi alma renacerá

Me vengare y todo el mal que me hagas
Yo te lo devolveré
El hombre nunca fue dueño de Gaia
Es justamente al revés.

Toda mi vida desfila ante mí,
Tantos sueños por cumplir
No tengas miedo, no llores por mí,
Siempre estaré junto a ti.

Oigo los rezos, intento gritar,
Me cubren para no mirar
A los ojos de una cruel humanidad,
La muerte se excita, es el fin.

Me vengare y todo el mal que me hagas
Yo te lo devolveré
El hombre nunca fue dueño de Gaia
Es justamente al revés.

Bonus Track para levantarse y sonreír


Edgar Allan Poe - El Retrato Oval

El castillo en el cual mi criado se le había ocurrido penetrar a la fuerza en vez de permitirme, malhadadamente herido como estaba, de pasar una noche al ras, era uno de esos edificios mezcla de grandeza y de melancolía que durante tanto tiempo levantaron sus altivas frentes en medio de los Apeninos, tanto en la realidad como en la imaginación de Mistress Radcliffe. Según toda apariencia, el castillo había sido recientemente abandonado, aunque temporariamente. Nos instalamos en una de las habitaciones más pequeñas y menos suntuosamente amuebladas. Estaba situada en una torre aislada del resto del edificio. Su decorado era rico, pero antiguo y sumamente deteriorado. Los muros estaban cubiertos de tapicerías y adornados con numerosos trofeos heráldicos de toda clase, y de ellos pendían un número verdaderamente prodigioso de pinturas modernas, ricas de estilo, encerradas en sendos marcos dorados, de gusto arabesco. Me produjeron profundo interés, y quizá mi incipiente delirio fue la causa, aquellos cuadros colgados no solamente en las paredes principales, sino también en una porción de rincones que la arquitectura caprichosa del castillo hacía inevitable; hice a Pedro cerrar los pesados postigos del salón, pues ya era hora avanzada, encender un gran candelabro de muchos brazos colocado al lado de mi cabecera, y abrir completamente las cortinas de negro terciopelo, guarnecidas de festones, que rodeaban el lecho. Quíselo así para poder, al menos, si no reconciliaba el sueño, distraerme alternativamente entre la contemplación de estas pinturas y la lectura de un pequeño volumen que había encontrado sobre la almohada, en que se criticaban y analizaban.

Leí largo tiempo; contemplé las pinturas religiosas devotamente; las horas huyeron, rápidas y silenciosas, y llegó la media noche. La posición del candelabro me molestaba, y extendiendo la mano con dificultad para no turbar el sueño de mi criado, lo coloqué de modo que arrojase la luz de lleno sobre el libro.



Texto secundario
Pero este movimiento produjo un efecto completamente inesperado. La luz de sus numerosas bujías dio de pleno en un nicho del salón que una de las columnas del lecho había hasta entonces cubierto con una sombra profunda. Vi envuelto en viva luz un cuadro que hasta entonces no advirtiera. Era el retrato de una joven ya formada, casi mujer. Lo contemplé rápidamente y cerré los ojos. ¿Por qué? No me lo expliqué al principio; pero, en tanto que mis ojos permanecieron cerrados, analicé rápidamente el motivo que me los hacía cerrar. Era un movimiento involuntario para ganar tiempo y recapacitar, para asegurarme de que mi vista no me había engañado, para calmar y preparar mi espíritu a una contemplación más fría y más serena. Al cabo de algunos momentos, miré de nuevo el lienzo fijamente.

No era posible dudar, aun cuando lo hubiese querido; porque el primer rayo de luz al caer sobre el lienzo, había desvanecido el estupor delirante de que mis sentidos se hallaban poseídos, haciéndome volver repentinamente a la realidad de la vida.

El cuadro representaba, como ya he dicho, a una joven. se trataba sencillamente de un retrato de medio cuerpo, todo en este estilo que se llama, en lenguaje técnico, estilo de viñeta; había en él mucho de la manera de pintar de Sully en sus cabezas favoritas. Los brazos, el seno y las puntas de sus radiantes cabellos, pendíanse en la sombra vaga, pero profunda, que servía de fondo a la imagen. El marco era oval, magníficamente dorado, y de un bello estilo morisco. Tal vez no fuese ni la ejecución de la obra, ni la excepcional belleza de su fisonomía lo que me impresionó tan repentina y profundamente. No podía creer que mi imaginación, al salir de su delirio, hubiese tomado la cabeza por la de una persona viva. Empero, los detalles del dibujo, el estilo de viñeta y el aspecto del marco, no me permitieron dudar ni un solo instante. Abismado en estas reflexiones, permanecí una hora entera con los ojos fijos en el retrato. Aquella inexplicable expresión de realidad y vida que al principio me hiciera estremecer, acabó por subyugarme. Lleno de terror y respeto, volví el candelabro a su primera posición, y habiendo así apartado de mi vista la causa de mi profunda agitación, me apoderé ansiosamente del volumen que contenía la historia y descripción de los cuadros. Busqué inmediatamente el número correspondiente al que marcaba el retrato oval, y leí la extraña y singular historia siguiente:

"Era una joven de peregrina belleza, tan graciosa como amable, que en mal hora amó al pintor y se desposó con él. Él tenía un carácter apasionado, estudioso y austero, y había puesto en el arte sus amores; ella, joven, de rarísima belleza, toda luz y sonrisas, con la alegría de un cervatillo, amándolo todo, no odiando más que el arte, que era su rival, no temiendo más que la paleta, los pinceles y demás instrumentos importunos que le arrebataban el amor de su adorado. Terrible impresión causó a la dama oír al pintor hablar del deseo de retratarla. Mas era humilde y sumisa, y sentóse pacientemente, durante largas semanas, en la sombría y alta habitación de la torre, donde la luz se filtraba sobre el pálido lienzo solamente por el cielo raso. El artista cifraba su gloria en su obra, que avanzaba de hora en hora, de día en día. Y era un hombre vehemente, extraño, pensativo y que se perdía en mil ensueños; tanto que no veía que la luz que penetraba tan lúgubremente en esta torre aislada secaba la salud y los encantos de su mujer, que se consumía para todos excepto para él. Ella, no obstante, sonreía más y más, porque veía que el pintor, que disfrutaba de gran fama, experimentaba un vivo y ardiente placer en su tarea, y trabajaba noche y día para trasladar al lienzo la imagen de la que tanto amaba, la cual de día en día tornábase más débil y desanimada. Y, en verdad, los que contemplaban el retrato, comentaban en voz baja su semejanza maravillosa, prueba palpable del genio del pintor, y del profundo amor que su modelo le inspiraba. Pero, al fin, cuando el trabajo tocaba a su término, no se permitió a nadie entrar en la torre; porque el pintor había llegado a enloquecer por el ardor con que tomaba su trabajo, y levantaba los ojos rara vez del lienzo, ni aun para mirar el rostro de su esposa. Y no podía ver que los colores que extendía sobre el lienzo borrábanse de las mejillas de la que tenía sentada a su lado. Y cuando muchas semanas hubieron transcurrido, y no restaba por hacer más que una cosa muy pequeña, sólo dar un toque sobre la boca y otro sobre los ojos, el alma de la dama palpitó aún, como la llama de una lámpara que está próxima a extinguirse. Y entonces el pintor dio los toques, y durante un instante quedó en éxtasis ante el trabajo que había ejecutado. Pero un minuto después, estremeciéndose, palideció intensamente herido por el terror, y gritó con voz terrible: "¡En verdad, esta es la vida misma!" Se volvió bruscamente para mirar a su bien amada: ¡Estaba muerta!"

Hágase como se ordena - Marqués de Sade

-Hija mía -dice la baronesa De Fréval a la mayor de sus hijas, que iba a casarse al día siguiente-, sois hermosa como un ángel; apenas habéis cumplido vuestro decimotercer año y es imposible ser más tierna y más encantadora; parece como si el mismísimo amor se hubiera recreado en dibujar vuestras facciones, y sin embargo os veis obligada a convertiros mañana en esposa de un viejo picapleitos, cuyas manías son de lo más sospechosas... Es un compromiso que me desagrada extraordinariamente, pero vuestro padre lo quiere. Yo deseaba hacer de vos una mujer de elevada posición, pero ya no es posible; estáis destinada a cargar toda vuestra vida con el ingrato título de presidenta... Lo que más me desespera es que no llegaréis a serlo más que a medias... El pudor me impide explicaros esto, hija mía..., pero es que esos viejos tunantes, que acostumbran a juzgar al prójimo sin saber juzgarse a sí mismos, tienen caprichos tan barrocos, habituados a una vida en el seno de la indolencia... Esos bribones se corrompen desde que nacen, se hunden en el libertinaje, y arrastrándose en el impuro fango de las leyes de Justiniano y de las obscenidades de la capital, como la culebra que no levanta la cabeza más que de cuando en cuando para devorar insectos, sólo se les ve salir de él a base de reprimendas o de alguna detención. Así, pues, escuchadme, hija mía, y manteneos erguida..., porque si inclináis la cabeza de esa forma complaceréis extraordinariamente al señor presidente, y no me extrañaría que os la pusiera a menudo mirando a la pared... En una palabra, hija mía, se trata de lo siguiente: negad rotundamente a vuestro marido lo primero que os proponga; estamos convencidos de que esa primera proposición será, sin la menor duda, de lo más indecente e intolerable... Conocemos sus gustos; hace ya cuarenta años que, llevado de convicciones totalmente ridículas, ese maldito pícaro afeminado tiene la costumbre de tomarlo todo única y exclusivamente por detrás. Así, pues, hija mía, vos os negaréis, ¿me oís?, y le contestaréis: «No, señor, por cualquier otro sitio que os guste, pero por ahí, de ninguna manera.»

Dicho esto, se ponen a engalanar a la señorita De Fréval; la arreglan, la bañan, la perfuman. Llega el presidente, con el pelo ensortijado como un querubín, empolvado hasta los hombros, gangoso, chillón, balbuciendo leyes y diciendo cómo tiene que ser el Estado. Gracias al arreglo de su peluca, de su traje ajustado, de sus carnes prietas y restallantes, apenas se le calcularían cuarenta años, aunque tenía cerca de sesenta. Aparece la novia, él le hace unas carantoñas y en los ojos del leguleyo se puede ya leer toda la depravación de su alma. Al fin llega el momento... la desnuda, se acuestan y por una vez en su vida, el presidente, bien por tomarse un poco más de tiempo para educar a su discípula o bien por temor a los sarcasmos que podrían ser fruto de las indiscreciones de su mujer, no piensa más que en cosechar placeres legítimos. Pero la señorita De Fréval ha sido bien educada. La señorita De Fréval, que se acuerda de que su mamá le ha aconsejado que rechazara con toda firmeza las primeras proposiciones que le fueran a hacer, no desperdicia la ocasión y le dice al presidente:

-No, señor, por mucho que queráis no ha de ser así; por cualquier otro sitio que os guste, pero por ahí, de ninguna manera.

-Señora -contesta el presidente estupefacto-, debo protestar... estoy haciendo un esfuerzo... en realidad es una virtud.

-No, señor, por más que insistáis nunca accederé a eso.

-Muy bien, señora, hay que teneros contenta -responde el picapleitos, tomando posesión de su enclave predilecto-. Mucho sentiría disgustaros y más en vuestra noche de bodas, pero tened cuidado, señora, pues en el futuro, por mucho que me lo roguéis, ya no podréis hacer que varíe mi rumbo.

-Me parece muy bien, señor -contesta la joven, buscando la postura-, no temáis que no os lo he de pedir.

-Entonces, ya que así lo queréis, adelante -contesta el hombre de bien, mientras se acomoda-. En nombre de Ganímedes y de Sócrates, ¡hágase como se ordena!

Poesía Pagana - Bjork





Pedaleando entre
Las oscuras corrientes
Encontré
Una copia exacta
Un modelo
Del placer
En mi
Arremolinando lirios negros totalmente maduros
Un código secreto tallado
Arremolinando lirios negros totalmente maduros
Un código secreto tallado
El ofreció
Un apretón de manos
Torciendo
Los cinco dedos
Forman una regla
Que aun no es emparejada
En la superficie de la simplicidad
Pero el hoyo más oscuro en mi
Es una poesía pagana
Poesía pagana
Las señales de código Morse (señales)
Me pulsan (me levantan) y me levantan
(pulsan) desde mi hibernación
En la superficie de la simplicidad
Arremolinando lirios negros totalmente maduros
Pero el hoyo más oscuro en mi
Es una poesía pagana
Arremolinando lirios negros totalmente maduros
Poesía pagana
Arremolinando lirios negros totalmente maduros

Lo amo, lo amo
Lo amo, lo amo
Lo amo, lo amo
Lo amo, lo amo
Ella lo ama, ella lo ama
Esta vez
Ella lo ama, ella lo ama
Voy a guardarme
Ella lo ama, ella lo ama
Ella lo ama, ella lo ama
Esta vez
Guardare todo para mi
Ella lo ama, ella lo ama
Y él hace que quiera dañarme a mi misma otra vez
Ella lo ama, ella lo ama
Ella lo ama, ella lo ama
Y él hace que quiera dañarme a mi misma otra vez


Texto secundario

Como es que la Conocí - Sereg Luin

Recuerdo esa mañana de verano, estaba agotado y hambriento, la noche fue extenuante pero tan exquisitamente distinta que cualquier cansancio era bien justificado. Me acuerdo que hacia donde giraba mi cabeza veía una botella vacía, un vaso dado vuelta o cientos de colillas de cigarro. Las caras como las nuestras eran muchas y me miraban como pidiendo ayuda. Salimos en busca de aire a la desolada terraza, que triste reflejaba las secuelas de cientos de personas que saltaban sobre ella hace solo minutos atrás. Teníamos deseos de ver el mar, pero un gran telón blanco nos lo impedía… Entonces le sonreí y le dije:

- ¿Por qué no caminamos? Te invito a desayunar. Estoy seguro de que algún restaurante estará abierto a esta hora.

Salimos del local y la tan anhelada brisa nos golpeó la cara, el sol de la mañana era tan acogedor que asociada con la arena nos seducían a recostarnos ahí mismo y dormir por horas. Todos los restaurantes de la playa estaban cerrados, pero no teníamos prisa y nos sentamos a esperar tranquilamente a que alguno abriera. Conversamos acerca de la inmortalidad del cangrejo y de nuestras coincidencias literarias. Reconozco que a esa altura ya me tenías fascinado, pero hasta entonces había dejado que las cosas se desenvolvieran solas. ¿Qué me quedaba por hacer? Besarte naturalmente. Entonces me acerque esperanzado de dar y recibir el beso que culminara el gran éxito vivido. ¿Y tú que hiciste? Lo que tenías que hacer… Me rechazaste el beso con una frase elegante… ¿Y yo que hice? Me aleje y con estilo te cerré el ojo mientras te decía que el restaurante había sido abierto.

Caminamos sonriendo transformando el bochorno en anécdota, nos sentamos solos en un restaurante que olía a lavanda y a poet. ¿Menú? Empanadas de camarón queso, otra presumible coincidencia. La conversación se dio el lujo de pincelar desde las más idiotas banalidades hasta las más profundas verdades… ¿Y Yo? Yo no podía quitarte los ojos de encima.

La noción del tiempo ya la había perdido hace mucho, cuando salimos del restaurante, satisfechos y relajados caminamos de la mano, como si aquel beso me hubiese sido devuelto… Tú me coqueteabas y obviamente yo me dejaba coquetear. Te pusiste delante de mí y el viento te arrojaba el pelo en la cara. Que escena más sublime, hubiese detenido el tiempo en ese momento y te hubiese besado por horas, pero no, no perdería mi beso una segunda vez.

Caminamos hasta el paradero, porque tú tenías que irte, pero yo no tenía prisa en besarte, no se por qué, quizás por experiencia o intuición, el asunto es que me di mi tiempo y me abrí a jugar el juego que tú habías propuesto… Una, Dos, Cinco… No se cuantas horas estuvimos en ese paradero ni cuantas micros vimos pasar y de pronto, en un momento desprevenido… Te robé un beso, ese beso usurpado que aun no te devuelvo… Y tú me miraste sorprendida para luego sonreír… Y yo me acerque a tu boca y tú te acercaste a la mía y en ese instante fui yo el que no te beso… Me alejé dejándote ahí, deseando el beso que ahora yo decidiría cuando dar… y te cante esta canción…la que hasta ahora sigue siendo nuestra canción




Y después de todos los juegos, de todas las bromas y todas las insinuaciones, el beso rechazado, esquivado y deseado finalmente llegó y selló el pequeño pacto entre nosotros… Fue bueno ese Año Nuevo… y eso que no hablé de la fiesta, en donde ella era barwoman y yo parte de la organización… Ya van varios meses juntos y lo bueno es que entre nosotros, cada día supera al anterior y obviamente este Año Nuevo próximo, lejos, será mejor.


La Salida del Sol - John Donne

Viejo necio afanoso, ingobernable sol,
¿por qué de esta manera,a través de ventanas y visillos, nos llamas?
¿Acaso han de seguir tu paso los amantes?
Ve, lumbrera insolente, y reprende más bien
a tardos colegiales y huraños aprendices,
anuncia al cortesano que el rey saldrá de caza,
ordena a las hormigas que guarden la cosecha;
Amor, que nunca cambia, no sabe de estaciones,
de horas, días o meses, los harapos del tiempo.

¿Por qué tus rayos juzgas tan fuertes y esplendentes?
Yo podría eclipsarlos de un solo parpadeo,
que más no puedo estarme sin mirarla.
Si sus ojos aún no te han cegado,
fíjate bien y dime, mañana a tu regreso,
si las Indias del oro y las especias
prosiguen en su sitio, o aquí conmigo yacen.
Pregunta por los reyes a los que ayer veías
y sabrás que aquí yacen Todos, en este lecho.

Ella es todos los reinos y yo, todos los príncipes,
y fuera de nosotros nada existe;
nos imitan los príncipes. Comparado con esto,
todo honor es remedio, toda riqueza, alquimia.
Tú eres, sol, la mitad de feliz que nosotros,
luego que a tal extremo se ha contraído el mundo.
Tu edad pide reposo, y pues que tu deber
es calentar el mundo, con calentarnos baste.
Brilla para nosotros, que en todo habrás de estar,
este lecho tu centro, tu órbita estas paredes.

El Silmarillion - Sereg Luin

Por algun motivo incierto he postergado hablar acerca de esta obra de J.R.R. Tolkien, quizá estoy esperando algún arrebato de talento (el cual hasta ahora no ha llegado) que me permita atreverme a opinar acerca de este mundo imaginario perfecto, en esta obra maestra de la literatura sin edades ni tiempos, en el mundo septentrional de la tierra media...

Tal vez he estado aguardando el momento preciso, para no ser insolente al referirme al mundo de los Elfos y a los defectos que estos tuvieron desde el origen de los tiempos. Porque nadie es tan perfecto en esta historia, ni siquiera los Valar, y mucho menos los Elfos... Pero como atreverme a hablar de Fëanor y de la soberbia que emanaba, del egoismo de la gloria personal que condenó para siempre las almas de cientos que en las estancias de Mandos aguardan, en verdad no podría, no podría decir que fue un mal padre y que no le importó condenar a sus siete hijos, no le importó ver morir a los árboles ni suplicar a los dioses, todo por resguardar su creación, con tanta avaricia como el mismo Morgoth.

Obviamente no tengo el coraje para hablar del enemigo de todos, porque quien soy yo para hablar del principal de los Valar, y como la envidia a Iluvatar lo llevó a romper los lazos y a olvidarse del buen Melkor... No señores aquí no hablaremos de Morgoth, ni mucho menos de Ungoliant el demonio del vacío, porque seres insaciables hay en todas las historias, pero solo una devora la oscuridad... lo siento, valor no tengo para hablar de ella... Tal vez mencione a los Balrogs y a Gothmog como el señor de todos, quizá hasta relate el encuentro mortal con Ecthelion de la fuente durante la caida de Gondolin, pero mis palabras jamás serían suficientes.
Por otro lado podria mencionar grandes hazañas y gloriosas muertes, podría hacer que os imaginaras a Fingolfin cabalgando orgulloso en la oscuridad rumbo al desafío que nadie quería afrontar, podría contaros como su cuerno hizo retumbar las paredes y calabozos de Angband y como los pasos de Morgoth sonaban como truenos acercándose al duelo... Oh si tan solo tuviese el don de las palabras os diría como el Rey de los Elfos esquivó los embates del gran martillo de los mundos subterraneos, Grond, y como la tierra se abría dejando salir su llanto y su ira... Sabrías como las estocadas del Señor de los Elfos hacían tambalear al enemigo de todos y como los subditos oscuros boquiabiertos temian el poder iluminado del Elfo... Pero no tengo el don, y lamentablemente jamás conoceras como finalmente el Rey se fatigó y Grond cayó sobre él aplastando para siempre su resplandor.
Lo mejor sería seguir aguardando para opinar, porque aunque logre inspirarme como podría encontrar palabras de angustia, dolor y desgracia que relataran feacientemente la vida de Turin, de la suerte maldita del hijo de Hurin, como se habla acerca de asesinar un amigo, de condenar a la madre, de asesinar dragones, de casarse con su hermana, de la ignorancia de estos hechos y de la locura del conocimiento... no podria.

Definitivamente tampoco podría hablar de la más grande historia de valor y amor, porque si alguna historia merece de las palabras más hermosas y precisas, esa es la historia de Beren y Lúthien, de la busqueda del amor más allá de toda raza, de como un hombre conquisto a la elfa más hermosa de todas, como juntos derrotaron al mismo Morgoth, acaso me creerías si os relatara acerca de Huan el perro de guerra y su legendario enfentamiento con el señor de los lobos Carcharot, no podria... no soy digno... porque como decir que el amor de este hombre y de esta elfa fue tan inmenso que incluso burlo a la muerte, que ni los dioses pudieron separarlos, que la corona de Morgoth usurparon y que su legado trasciende más allá de toda historia y de todas las suertes.

Cuando me atreva a comentar acerca de esta obra de
J.R.R. Tolkien, tal vez consigas vislumbrar lo que os has perdido, o en otro escenario recordar algo de lo que ya has leido... Lo cierto es que aun no estoy preparado para comentar al maestro, antes creo que debo terminar mi propio libro o bien estudiar durante un par de siglos... quien sabe... quizás algun dia opine acerca de los Istari y de Mithrandir como el más noble de ellos, de la traición de Curunir, del ascenso del discipulo de Morgoth, del regreso de Aragorn... o quizás simplemente os hablé de como Cirdan construye los navíos hacia el mar... En cualquier caso, esas son otras historias que por hoy no me atrevo a comentar.


Historia del Necronomicón - H.P. Lovecraft

Breve, pero completo, resumen de la historia de este libro, de su autor, de diversas traducciones y ediciones desde su redacción (en el 730) hasta nuestros días.

El título original era Al-Azif, Azif era el término utilizado por los árabes para designar el ruido nocturno (producido por los insectos) que, se suponía, era el murmullo de los demonios. Escrito por Abdul Al Hazred, un poeta loco huido de Sanaa al Yemen, en la época de los califas Omeyas hacia el año 700. Visita las ruinas de Babilonia y los subterráneos secretos de Menfis, y pasa diez años en la soledad del gran desierto que se extiende al sur de Arabia, el Roba el-Khaliyeh, o "Espacio vital" de los antiguos, y el Dahna, o "Desierto Escarlata" de los árabes modernos. Se dice que este desierto está habitado por espíritus malignos y monstruos tenebrosos. Todos aquellos que aseguran haber penetrado en sus regiones cuentan cosas extrañas y sobrenaturales. Durante los últimos años de su vida, Al Hazred vivió en Damasco, donde escribió el Necronomicón (Al-Azif) y por donde circulan terribles y contradictorios rumores sobre su muerte o desaparición en el 738. Su biógrafo del siglo XII, Ibn-Khallikan, cuenta que fue asesinado por un monstruo invisible en pleno día y devorado horriblemente en presencia de un gran número de aterrorizados testigos. Se cuentan, además, muchas cosas sobre su locura. Pretendía haber visto la famosa Ilrem, la Ciudad de los Pilares, y haber encontrado bajo las ruinas de una inencontrable ciudad del desierto los anales secretos de una raza más antigua que la humanidad. No participaba de la fe musulmana, adoraba a unas desconocidas entidades a las que llamaba Yog-Sothoth y Cthulhu.

En el año 950, el Azif, que había circulado en secreto entre los filósofos de la época, fue traducido ocultamente al griego por Theodorus Philetas de Constantinopla, bajo el título de Necronomicón. Durante un sigo, y debido a su influencia, tuvieron lugar ciertos hechos horribles, por lo que el libro fue prohibido y quemado por el patriarca Michael. Desde entonces no tenemos más que vagas referencias del libro, pero en el 1228, Olaus Wormius encuentra una traducción al latín que fue impresa dos veces, una en el siglo XV, en letras negras (con toda seguridad en Alemania), y otra en el siglo XVII (probablemente en España). Ninguna de las dos ediciones lleva ningún tipo de aclaración, de tal forma que es sólo por su tipografía que se supone la fecha y el lugar de impresión. La obra, tanto en su versión griega como en la latina, fue prohibida por el Papa Gregorio IX, en el 1232, poco después de que su traducción al latín fuese un poderoso foco de atención. La edición árabe original se perdió en los tiempos de Wormius, tal y como se dijo en el prefacio (hay vagas alusiones sobre la existencia de una copia secreta encontrada en San Francisco a principios de siglo, pero que desapareció en el gran incendio). No hay ningún rastro de la versión griega, impresa en Italia, entre el 1500 y el 1550, después del incendio que tuvo lugar en la biblioteca de cierto personaje de Salem, en 1692. Igualmente, existía una traducción del doctor Dee, jamás impresa, basada en el manuscrito original. Los textos latinos que aún subsisten, uno (del siglo XV) está guardado en el Museo Británico y el otro (del sigo XV) se halla en la Biblioteca Nacional de París. Una edición del siglo XVII se encuentra en la Biblioteca de Wiedener de Harvard y otra en la biblioteca de la Universidad de Miskatonic, en Arkham; mientras que hay una más en la biblioteca de la Universidad de Buenos Aires. Probablemente existían más copias secretas, y se rumoreaba persistentemente que una copia del siglo XV fue a parar a la colección de un célebre millonario norteamericano. Existe otro rumor que asegura que una copia del texto griego del siglo XVI es propiedad de la familia Pickman de Salem; pero es casi seguro que esta copia desapareció, al mismo tiempo que el artista R.U. Pickman, en 1926. La obra está severamente prohibida por las autoridades y por todas las organizaciones legales inglesas. Su lectura puede traer consecuencias nefastas. Se cree que R.W. Chambers se basó en este libro para su obra El rey en amarillo.

CRONOLOGÍA

* Al-Azif se escribe en Damasco en el 730, por Abdul Al-Hazred.
* Traducción al griego con el título de Necronomicón, a cargo de Theodorus Philetas, en el 950.
* El patriarca Michael lo prohíbe en el 1050 (el texto griego). El árabe se ha perdido.
* En 1228, Olaus traduce el texto griego al latín.
* Las ediciones latina y griega son destruidas por Gregorio IX en 1232.
* En 14... (?) aparece una edición en letras góticas en Alemania.
* En 15... (?) el texto griego es impreso en Italia.
* En 16... (?) aparece la traducción al castellano del texto latino.


El Hada, el Bufón y la Princesa (Pt.1) - Sereg Luin

Te conocí solo entre líneas
Escondida detrás de letras y palabras
Y tal cual la pluma vence a la espada
Caí rendido ante el poder que emanabas.
Que dichoso me he sentido
De saber que existes y me hablas,
Pero que cruel es el destino
Que goza torturando a esta mente desolada.
Lo se, me siento muy confundido,
No es la distancia u otra encrucijada.
Es porque con tu extraordinaria llegada
Has arrebatado mi cuerpo y conquistado mi alma.
Porque no miento si te digo
Que eres la más bella de todas las hadas,
Que seguiría tu brillo sin temer a nada,
Pensando en ser algo más que amigos.
Mas mi dama encantada os confieso
Que no soy de la altura de tu talla,
Soy solo un bufón que se atrevió
A ignorar el amor de su amada,
Todo por un segundo en tus cabellos
Y un leve roce de tu rostro y tu mirada,
Suficiente para morir tendido
En tus manos con la sonrisa apagada.
Porque me he sublevado en esta alba
Ante el deseo de la princesa,
Que aunque no lo demuestra confiesa
Que en mi felicidad está su tristeza.
Porque en la extraña vida de este bufón
No ha habido instante mas sublime,
Cuando confesaste que tu magia
No era la que me encantaba
Sino mas bien tu mirada
Que transparente y certera
Me invita a soñar despierto y a alzar las velas
En el viaje sin lamento a tu ciudad sin puerto.
Pero antes regrésame lo que guardas
Y que has tomado sin permiso,
Mi corazón errante que palpita sorprendido
Cada vez que te piensa desprevenido.
Mas solo un deseo es el que pido
Antes de perder la esperanza,
Hazme sentir vivo con tu danza
Con hechos y no palabras.

El Segundo Inicio (Pt. 2) - Sereg Luin

Poned mucha atención os digo
A las palabras que ahora emito
Porque mil desiertos he recorrido
Intentando ser libre y sentirme vivo
Ya no soy el bufón de antes
Ni pretendo serlo tampoco
Guardaré todos mis actos
Detrás de la cínica sonrisa
Mirad mi rostro y mis ojos
¿Puedes sentir el frío?
Pues no soy más que el fiel reflejo
De todo lo que hemos vivido
He sangrado noches de placeres
Todo porque así lo he querido
He conquistado innumerables amaneceres
Y los he pisoteado hasta podrirlos
Me sacó el sombrero de campanas
Y lo lanzo hacia tu trono
Estos días he disfrutado del hada
Que ante tus ojos me ha poseído.

El Amor a la Princesa (Pt. 3) - Sereg Luin

Cerrad los ojos para siempre
E imaginad el fuego de mis manos,
La estela circundante de la danza
Hegemónica que embriaga los sentidos.
Luces mezcladas con lienzos oscuros
Para el deleite de todos los presentes
Saltos estilizados y tambores batientes
Ritmos expectantes hacia el gran final
El telón cae y el estallido aparece
Las sonrisas regresan y no desfallecen
Una reverencia para mi princesa
El sombrero he cojido y puesto en mi cabeza.

El Recuerdo del Hada (Pt. 4) - Sereg Luin

Un despertar inquieto e incierto
Me ha saludado estas mañanas
Escucho un revoloteo constante
Que quiebra y seduce mi semblante
¿Quién sois que jugáis así conmigo?
Acaso vuestra indiferencia no basta
Las palabras viajan y no regresan
Y la espera se hace eterna
Aun soy el bufón encantando
Con tu polvo de estrellas
Y con el zumbido fulminante de tus alas,
Con tu sonrisa y a ratos con tu tristeza.
¿Quién sois que jugáis así conmigo?
¿Sois acaso el hada de mis sueños?
En esta realidad quimérica
Que me encuentra y no me deja
¿Es tuyo ese sonido de campana?
Y esa luz que parpadea
¿Acaso es tu nombre de hada?
El que me acaba de besar la oreja.

La Desaparición (Pt. 5) - Sereg Luin

Esta noche es la noche de mi acto
En el que desaparezco en escena
En donde quedan todos atónitos
Esperando que reaparezca.
Los espejos del palacio
Me persiguen en mis sueños
Me muestran mi rostro salado
Pero desconozco mi propio reflejo
Es por eso que esta noche
Salgo en busca de mi sonrisa
Que entre hadas y princesas
He extraviado distraido
Lentamente se fue extinguiendo
La sonrisa tímida de mi rostro
Ya no alegro corazones
Ya no regalo ilusión
Entonces esta noche es del Bufón
En el acto egoísta de su vanidad
Lo siento mi dulce princesa
Veo a lo lejos tu pesar
Os dejo mi sombrero
Guárdalo para cuando quiera regresar.

El Ave (Pt. 6) - Sereg Luin

Hoy un ave se ha posado en mi hombro
Una especie de cuervo o águila con cola real
La divise lejos, en lo alto del cielo
Y ella me vio levantando el polvo a mi andar
Me susurró al oído palabras de verdad
Esas que duelen y que no quieres escuchar
Me dijo que siempre seré el Bufón
Del que quiero escapar
Nos miramos a los ojos con seriedad
Y su pupila rebotó en la mía
Me moldeó el rostro a su antojo
Y apagó la sonrisa que creía extrañar
Caminamos juntos por días
En contra de toda tempestad
Aquella ave se hizo mi amiga
Aunque yo no la invite a pasar
En mi hombro guardaré sus garras
Como la marca de la verdad
Para no olvidar, lo que deseo encontrar.

El bosque del Hada (Pt. 7) - Sereg Luin

Llevaba deambulando muchos días
Por tierras oscuras y yermas
Cuando encontré un bosque naufragado
Al cual me adentré sin pensarlo dos veces
Mi rostro regresó a la normalidad
Sin embargo ya no es el mismo
Me siento tranquilo y más sereno
Indiferente a los peligros nocturnos.
Incluso he retomado mis actos
Para hacer reír y para fascinar
Pero algo intencionalmente dejé atrás
La maldita costumbre de ilusionar
El bosque naufrago resultó ser excepcional
Lleno de formas, repleto de sensualidad
Repleto de sudor de hadas, de fría humedad
De mi nombre tranquilo y de mi soledad
Ya llevó días habitando entre sus ramas
Buceando entre sus piernas
Nada es palpable, sin embargo todo es real
¿Dónde está mi sombrero?
Hoy me lo quise colocar.

La Difusa Imagen de la Princesa (Pt. 8) - Sereg Luin

Desperté y el recuerdo fue fulminante
Fascinante, embriagante y añorado
Las palabras en mi mente suenan vivas
Del deseo desinteresado de la princesa
Que por el simple amor de este Bufón
Ha abandonado toda realeza
Dejando atrás cualquier pereza
Haciendo real cualquier canción
La imagen me es clara a pesar de no verla
Buscando y esperando con mi sombrero en su cabeza
Llamándome por el nombre que he olvidado
Esperando ver el rostro que ya no tengo
Pero aun no es el momento
Insisto que para eso aun falta tiempo
Ahora vivo en un cuento
Y me siento bien, sin caretas
He optado de verdad por la puerta derecha
Aunque todas estas noches
Me desvele bailando en la izquierda.

El Primer Final (Pt. 9) - Sereg Luin

Y este es el fin de todas las cosas
De las ilusiones desmedidas
De los insultos gratuitos
De la vida entre letras y palabras
Jajaja me rio de mi mismo
Es por eso que los bufones somos tristes
Porque en el fondo no sabemos estar solos
Y en estos precisos momentos
No con menos gusto contempló
El egoísmo sincero
De un bufón que cuelga su careta
Abandona el bosque y a la princesa
Y revisa los carteles de afuera
En busca de otra profesión cualquiera



Superman - SphereWolf

Superman llegó completamente descafeinado, con tanto sueño que ni siquiera podía cuartearse a las escolares con su súper vista de rayos equis (porque aunque no lo crean superman siempre ha sido más turbio que planta carnívora disfrazada de claveles en el jardín de una anciana).
Y quiso volar pero no pudo, mereciendo, sin duda, las risas y las burlas que una pandilla de gorriones pre-adolescentes le lanzaron.

Y quiso hacer un tornado con su aliento súper atómico para vengar tan cruel e irrespetuosa ofensa, pero era tanta su abulia de tortuga en invierno que no consiguió más que caer exhausto al suelo, con tan poco aire en las cajas de acero de su pecho que ni siquiera se acordaba de su súper-nombre (se debatía entre la duda de si era batman o aquaman).
Tenía serios problemas, parecía ballena japonesa.
Entonces no se le ocurrió nada más brillante que apelar a su increíble fuerza kriptoniana y se agarró del parachoques trasero de una micro que frente a él pasaba, para, de esa forma, llegar al diario “el planeta” fuente de su disfraz de imbécil y en donde estaba su más fiel esclava.
Sí, Luisa Lein, lo esperaba dichosa por la suerte de ser la novia de un súper-súper-héroe, el más fuerte y preparado para enfrentar peligros extremos, el presidente del club de los súper amigos, el más capaz de cualquier cosa, aunque cualquier cosa sea aprovecharse de ella (de hecho día a día cedía sin resquicios a los mandatos flagelantes que este desenmascarado defensor le imponía para alimentar sus traumas infantiles, esos que eran producto de su falta de leche materna y de la explotación a la que su padrastro lo sometió).
Resultó ser que realmente agarró el parachoques del vehículo que le serviría, supuestamente, para lograr tan mínima hazaña.
Pero sucedió que en medio del camino sus manos de súper-héroe le pasaron la factura de tantos esfuerzos hechos en pos del bien y de la paz, de tanta súper masturbación compulsiva y de quien sabe que otra cosa… y le informaron sin mediar compasión alguna que sufría de una artritis aguda.
Pobre mísero súper acabado, ya no se podía ni las penas, estaba tan vencido que hasta Lex Luthor presintió el duelo.
Bueno, se sacó la cresta y se hizo mermelada… digo, el camión que atrás venía lo aplastó y no dejo más rastro de él que unas súper vísceras reventadas y esparcidas por el suelo como orina y caca en la cama de un niño… un asco.
Pero como era súper tenía la posibilidad de reconstruirse y rearmarse de tal forma que nadie notaría la diferencia que dicho desliz acarrearía. Porque mal que mal errar es humano o mejor dicho en este caso, errar es súper humano.
Pero para lograr aquello tenía que reunir sus súper fragmentos, porque de otra forma se arriesgaba a quedar súper mal puesto.
Y mira tú que al súper mermelada no se le ocurrió nada más genial que pedirle a los gorriones pandilleros que le ayudaran en su tarea.
Mísero súper idiota: los gorriones se lo engulleron de almuerzo, sin olvidar antes comentarle que Luisa Lein era bisexual, de hecho ellos la habían visto creando en pelota variadas formas con la mujer invisible, una de las más serias y sobrias integrantes del club de los súper amigos (por eso digo yo “las apariencias engañan”, bueno, la apariencia de la mujer invisible es invisible pero eso no excusa para no poner atención, sobre todo si se cuenta con una súper vista de rayos equis)
¡Ya!, para que seguir criticando al súper tarado, es de esperar que los gorriones lo defequen luego para que se pueda reconstruir finalmente y tengamos de vuelta al desdichado… de lo contrario no sé que va a pasar con E.E.U.U., porque Rambo ya está muy viejo y todos los otros son y fueron homosexuales… menos Bruce Lee, pero ese era chino, no cochino o talvez era japonés pero no al revés, o quizás era tahitiano pero no por el…

Los 12 consejos para escribir buenos cuentos - Roberto Bolaño

Como ya tengo 44 años, voy a dar algunos consejos sobre el arte de escribir cuentos.

1) Nunca abordes los cuentos de uno en uno, honestamente, uno puede estar escribiendo el mismo cuento hasta el día de su muerte.

2) Lo mejor es escribir los cuentos de tres en tres, o de cinco en cinco. Si te ves con energía suficiente, escríbelos de nueve en nueve o de quince en quince.

3) Cuidado: la tentación de escribirlos de dos en dos es tan peligrosa como dedicarse a escribirlos de uno en uno, pero lleva en su interior el mismo juego sucio y pegajoso de los espejos amantes.

4) Hay que leer a Quiroga, hay que leer a Felisberto Hernández y hay que leer a Borges. Hay que leer a Rulfo, a Monterroso, a García Márquez. Un cuentista que tenga un poco de aprecio por su obra no leerá jamás a Cela ni a Umbral. Sí que leerá a Cortázar y a Bioy Casares, pero en modo alguno a Cela y a Umbral.

5) Lo repito una vez más por si no ha quedado claro: a Cela y a Umbral, ni en pintura.

6) Un cuentista debe ser valiente. Es triste reconocerlo, pero es así.

7) Los cuentistas suelen jactarse de haber leído a Petrus Borel. De hecho, es notorio que muchos cuentistas intentan imitar a Petrus Borel. Gran error: ¡Deberían imitar a Petrus Borel en el vestir! ¡Pero la verdad es que de Petrus Borel apenas saben nada! ¡Ni de Gautier, ni de Nerval!

8) Bueno: lleguemos a un acuerdo. Lean a Petrus Borel, vístanse como Petrus Borel, pero lean también a Jules Renard y a Marcel Schwob, sobre todo lean a Marcel Schwob y de éste pasen a Alfonso Reyes y de ahí a Borges.

9) La verdad es que con Ed. A. Poe todos tendríamos de sobra.

10) Piensen en el punto número nueve. Uno debe pensar en el nueve. De ser posible: de rodillas.

11) Libros y autores altamente recomendables: De lo sublime, del Seudo Longino; los sonetos del desdichado y valiente Philip Sidney, cuya biografía escribió Lord Brooke; La antología de Spoon River, de Edgar Lee Masters; Suicidios ejemplares, de Enrique Vila-Matas.

12) Lean estos libros y lean también a Chéjov y a Raymond Carver, uno de los dos es el mejor cuentista que ha dado este siglo.

Elogio al infierno de una dama - Charles Bukowski

Algunos perros que duermen a la noche
deben soñar con huesos
y yo recuerdo tus huesos
en la carne
o mejor
en ese vestido verde oscuro
y esos zapatos de taco alto
negros y brillantes,
siempre puteabas cuando
estabas borracha,
tu pelo se resbalaba de tu oreja
querías explotar
de lo que te atrapaba:
recuerdos podridos de un
pasado
podrido, y
al final
escapaste
muriendo,
dejándome con el
presente
podrido.
hace 28 años
que estás muerta
y sin embargo te recuerdo
mejor que a cualquiera
de las otras
fuiste la única
que comprendió
la futilidad del
arreglo con la vida.
las demás sólo estaban
incómodas con
segmentos triviales,
criticaban
absurdamente el viejo indecente
lo pequeñito:
Jane, te
asesinaron por saber
demasiado.
vaya un trago
por tus huesos
con los que
este viejo perro
sueña
todavía.

Poema para una Princesa - Anonimo

Ella es una niña preciosa,
Hermosa y sútil como una rosa
Con dotes de inteligencia
Que me ha conquistado el corazón

Su voz es como oír cantar un ruiseñor
Su piel morena la hace verse salerosa y hermosa
Su risa,su llanto y esa elegancia que tiene para caminar
Y sus ojitos color pureza y su mirada tan angelical.

Como cascada cae su pelo,
Color azabache sobre sus hombros
Y esa ternura y esa inocencia
Que solo en ella puedo encontrar.

Ay!, cómo y cuánto esta princesa se hace querer
Dulce niña mía como salida de un cuento te veo llegar
Hoy en tu dia eres mi musa
¡Y me entregas mucha felicidad !

Llagas de Amor - Federico García Lorca

Esta luz, este fuego que devora.
Este paisaje gris que me rodea.
Este dolor por una sola idea.
Esta angustia de cielo, mundo y hora.

Este llanto de sangre que decora
lira sin pulso ya, lúbrica tea.
Este peso del mar que me golpea.
Este alacrán que por mi pecho mora.

Son guirnaldas de amor, cama de herido,
donde sin sueño, sueño tu presencia
entre las ruinas de mi pecho hundido.

Y aunque busco la cumbre de prudencia
me da tu corazón valle tendido
con cicuta y pasión de amarga ciencia.

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